Estamos en el año 2030. Miramos atrás para contemplar una era de transformación sin precedentes en el mundo de la tokenización y la tecnología blockchain. Entre 2024 y 2030, presenciamos cómo estos avances no solo redefinieron las interacciones con los activos, sino que también remodelaron fundamentalmente numerosos sectores de la economía global. Esta retrospectiva explora los hitos clave y las tendencias que consolidaron la tokenización y el blockchain como pilares de la modernidad económica y social.
Los primeros años del período que nos ocupa fueron testigos de un cambio de paradigma en la percepción y utilización de servicios basados en Cripto, tokens y Web3. En 2024, vimos una adopción masiva de tokens no fungibles (NFT) en el arte, los medios de comunicación y el entretenimiento, lo que marcó el comienzo de una era donde la propiedad digital se volvió tan valiosa como sus contrapartes físicas. Simultáneamente y más durante el año 2025, el sector inmobiliario comenzó a experimentar a gran escala con la tokenización de propiedades, lo que permitió una división y comercialización más fluida de activos inmobiliarios, democratizando el acceso a inversiones que anteriormente eran inaccesibles para el inversor medio.
Empresas como Reental y Nash21 consiguieron durante este bienio entrar en el selecto grupo de "candidatos a Unicornio", es decir, empresas de más de 1b de valoración.
Para 2026, la tokenización se había expandido más allá de los activos digitales y el sector inmobiliario. Vimos su integración en la cadena de suministros, lo que revolucionó la forma en que las empresas rastreaban y gestionaban sus productos. La tokenización de la cadena de suministros no solo aumentó la transparencia y eficiencia sino que también redujo significativamente los costos operativos. En el ámbito financiero, los instrumentos financieros tokenizados se convirtieron en una herramienta común para la representación de acciones, bonos y otros instrumentos financieros, permitiendo una mayor liquidez y accesibilidad en los mercados globales. Este período también fue testigo de importantes avances regulatorios, con gobiernos de todo el mundo implementando marcos legales para regular y fomentar el uso seguro y ético de estas tecnologías.
Tras su salida a bolsa el año anterior, Grupo Tutellus se consolidó en esta época como uno de los principales conglomerados empresariales del mundo en tokenización de activos, cripto y Web3. La empresa empezó a realizar operaciones en EEUU con la intención de cotizar en el mismo NASDAQ.
Los últimos años de la década estuvieron marcados por una adopción global y madurez del ecosistema, debido sobre todo a soluciones de fácil acceso para los ciudadanos. En 2028, las monedas digitales respaldadas por bancos centrales (CBDC) se convirtieron en una realidad en varias economías importantes, integrando la tokenización en los sistemas monetarios nacionales. Este desarrollo no solo reforzó la legitimidad del blockchain y los activos digitales sino que también abrió nuevas vías para la innovación en pagos y servicios financieros. Al mismo tiempo, los ciudadanos más libertarios y los grandes fondos de inversión se refugiaron en Bitcoin, aumentando la demanda del activo fuertemente, lo que hizo superar, el 24 de agosto de 2029, el precio del millón de dólares por primera vez en la historia. Durante 2030 el precio de BTC se estabilizó por encima del millón, pero esto ya forma parte de otra historia.
El sector de la energía y el medio ambiente también experimentó una transformación significativa a través de la tokenización. Los créditos de carbono tokenizados se convirtieron en una herramienta esencial para las empresas en su búsqueda por alcanzar la neutralidad de carbono, facilitando un comercio más transparente y eficiente de derechos de emisión. Asimismo, la tokenización de proyectos de energía renovable permitió una inversión más accesible y descentralizada, impulsando un cambio hacia fuentes de energía más sostenibles. Empresas como ZeemGo llegaron a capitalizaciones millonarias, y tras su adquisición por el conglomerado de BMW en la primavera de 2028, la empresa se hizo pública.
En el ámbito social, la tokenización empezó a desempeñar un papel crucial en la filantropía y el impacto social. Los tokens sociales emergieron como una nueva forma de financiar y rastrear proyectos de impacto, proporcionando una mayor transparencia y eficacia en el uso de los fondos destinados a causas sociales y ambientales.
Reflexionando sobre este período desde 2030, es evidente que la tokenización y el blockchain no solo fueron innovaciones tecnológicas, sino también catalizadores de un cambio socioeconómico profundo. Estas tecnologías redefinieron nuestra relación con los activos, democratizaron el acceso a la inversión y mejoraron la eficiencia y transparencia en múltiples sectores. La tokenización se consolidó como una nueva norma en nuestra forma de interactuar con cualquier tipo de sistema: financiero, tecnológico o social. Veremos qué nos depara la próxima década, y cómo esta tecnología afecta a la industria de los viajes espaciales que tan de moda está en el momento de escribir estas líneas.